Corría el preso avanzando por el lóbrego y oscuro túnel. Las cadenas y grilletes aún colgaban de sus heridas y doloridas piernas, que avisaban de su fuga.
Tras el motín, muchos presos escaparon dispersándose como pudieron afín de no ser encontrados. Los silbidos de los pitos de los guardias que los buscaban azuzando a los fieros perros, se adentraron en el túnel. Aterrado el viejo preso, buscaba un resquicio donde esconderse, tanteando la húmeda pared, sus doloridos dedos enfermos de artrosis, dieron con un "entrante" de hediondo olor y oscuro como la muerte !estoy a salvo! se dijo! reclinándose confiado. Los "busadores" sabuesos ladraban aterradoramente lanzando su ácido vaho que casi se cortaba. El miedo se volvió espanto cuando un fiero chacal le descubrió, olisqueando, ya se preparaba a saltar sobre el incauto preso, cuando éste, enloquecido y lívido de miedo, se clavó un punzón en el corazón. Los ladridos cesaron...........Marianarija .
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