La tormenta se decidía en diluvio fiero.
Como enfadados,…Los cielos negros escupían relámpagos sin fín iluminándo el orbe. La brava e insistente tormenta, seguía inundando de charcos el asfalto haciéndolo ciego e intransitable.
-Sorteando ” el mar” que a nuestros pies se cernía,…y como pudimos… Fuimos dando tumbos serpenteando la calle en busca de refugio donde cobijarnos.
Las farolas, emboscadas y desdibujadas por el diluvio,… trataban de mostrarnos su tímida luz amarilenta, a la vez, que dibujaban sombras inciertas pero, que animaban al sentir romántico.
-Sin refugio inmediato donde aliviarnos de la furibunda tormenta,…Decidimos estrecharnos bajo el arrullo del exíguo paragüas rojo con lunarcitos,… Mientras, oímos como el insistente golpear del agua sobre el asfalto, y nuestros pies calados….
Las miradas enlazadas se decidieron en el beso largamente esperado.
Azorados y, turbados por lo ocurrido, emprendimos el camino de vuelta.
Marianarija D.reserv. -enelrelatodelmes-
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