Trigal y trigos
Los verdes y dorados
enhebrados, como cosidos al trigal que las arropa, las espigas de “puntiagudas
barbas” rubias, y llenas del ansiado grano (presto a ser recolectado) se yerguen
gráciles a lo largo y ancho del gran sembrado. El viento las mece y peina a
placer, formando bucles entrenzados de
increíble belleza, invitando al ávido observador a penetran en sus entrañas,…dejar
que el acariciante vaivén te cosquillee las palmas de las manos, mientras
avanzas por el alfombrado campo hasta dar con
la húmeda orilla del río que le bordea. Un puentecito de madera de
irregulares arcadas por donde discurre el sonoro caudal, se presta a ser
cruzado……………………Marianarija
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