miércoles, 24 de octubre de 2012

Luz de pobreza

El trueno, iluminó rabioso de luz cegadora la estancia donde se repartían las paupérrimas viandas que, generosamente les hacían llegar desde el convento.
Los niños agradecidos, asomaban entre el óxido de los barrotes, sus dulces caritas heridas de orfandad. Mientras comían los panecillos recién horneados, despedían al benefactor,...agitando las manos. Gracias, gracias, repetían incesantes...y vuelva otro dia..............Marianarija

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