martes, 11 de junio de 2013

La danza de los unicornios plateados -relato-

La Danza de los Unicornios Plateados

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La danza de los unicornios plateados


El maletero del flamante Jaguar se cerró con estruendo… ¡todo listo!... dijo, arrancando el descapotable. - Los tres amigos enfilaron la carretera que les llevaría al paraje recomendado en la oficina de turismo de la ciudad con reminiscencias medievales que los acogió el día anterior… “el lago de las tormentas y unicornios de cuerno azul” -les informaron- está envuelto entre “maleza de leyenda” de aguas límpidas y cambiantes que, cuando el sol de amanecer acaricia su manto de olas, arremolinadas mesan sus orillas.- Situado muy al norte del país al abrigo de los bravos tornados del agreste Sur.

Fuimos dejando atrás pueblecitos que se deslizaban a nuestro paso invitándonos a la contemplación de los paisajes que los retenían …tras varias paradas entreteniendo nuestra curiosidad, plasmábamos imágenes sin fin, en las retinas de nuestras cámaras digitales.- Siguiendo la ruta ferroviaria que corría paralela a la carretera nos adentrábamos por otras más estrechas, casi desoladas pero, imbricadas en parajes llenos de naturalezas exuberantes cobijadas entre bancos de bruma espesa y umbría.- Atravesados, daban paso a espectaculares parajes exentos de turbias nubes …en algunos tramos, era difícil nuestro transitar por lo que la velocidad quedaba notablemente reducida… la fronda de los abigarrados árboles de pesadas ramas, casi se introducían descaradas en nuestros ojos, cogíamos sus hojas de delicado olor a menta y hielo.- Se hizo necesario protegernos con la plegada capota azul-oscuro desteñida.

El cansancio hizo mella en el conductor…que, tras largas horas al volante sugirió un descanso.
-Los tres amigos se reponían en la posada donde tras el refrigerio, se proveyeron de gran cantidad de viandas y, agua embotellada procedente de fuentes de agua dulce y manantiales periféricos…con propiedades curativas a decir de los lugareños -

Siguieron camino expectantes por llegar al recomendado paraje … ¡conduces tú ahora!... dijo, el que conducía tirándole las llaves ( estas se cayeron enterrándose en el polvoriento suelo)… recogidas por Sara, rubia y de expresiva sonrisa… que canturreaba una canción con estribillo pegadizo… tras cerrar la pesada puerta, metió la llave de contacto e hizo sonar el claxon como era su costumbre siempre que empezaba un viaje… quitándose el pañuelito de flores que le rodeaba el cuello y, tras sacudirlo lo plegó en pico y directo, lo colocó en su cabeza anudándolo alrededor de su larga coleta.- En la cadenita de oro tintineaban junto con los abalorios, las gafas de sol marca VOGUE con cristales verde-oscuro de patillas metalizadas… ¡el lago de los unicornios nos espera!... les gritó a los del asiento trasero, girando la cabeza para contagiarles su entusiasmo …Pues, adelante! respondieron, soltando una sonora carcajada.

El motor de gran cilindrada rugió y, continuaron viaje… los kilómetros se sucedían - en las señales de tráfico figuraban los nombres que se correspondían con el trazado que previamente se habían marcado- tras casi cinco horas al volante, Sara, observó por el espejo retrovisor el dormitar de los acompañantes que, desparramados en el asiento de atrás esperaban el fin del turístico viaje.

! Chico, chicos! Les llamó con urgencia…sin respuesta de los durmientes,- airada, frenó bruscamente.
-Sobresaltados, girando las cabezas a derecha e izquierda… exclamaron preguntando, ¿Dónde estamos?- ya hemos llegado?... parece que estamos muy, muy cerca, dijo Sara señalando la señal luminosa donde indicaban que faltaban 40 Km. hasta llegar al lago.-

La tarde veraniega alargaba su clarear hasta abrazar el inminente crepúsculo.

Nuevamente se turnaron para el tramo final… ¡conducir este coche me gusta! …dame las llaves guapa, dijo Roberto el piloto de aviones mientras se ajustaba el cinturón con un “águila alada” en la plateada hebilla - tras encender los potentes faros articulados, exclamó!, pronto llegaremos.

Montar la tienda de campaña apenas les llevó tiempo-( un lugareño se acercó, apenas iluminado por la lámpara se ofreció a prestarles ayuda…¿Conocen el paraje,? les preguntó...por aquí pasan cosas extrañas, tengan cuidado!...y, se alejó )- Tras la improvisada cena, se disponían entretenidos en la contemplación del espectáculo que el lago ofrecía…la gran luna llena y brillante, se reflejaba con inusitada claridad en sus aguas formando una escalera su reflejo.- Una suave brisa, se dejó sentir como una caricia plagada de sugerente olor campestre…provenientes de los árboles, arbustos y matorral que portaban hierbas y demás frutos en ebullición… invitaban a la sobremesa nocturna.

Inmóviles y silenciosos… observaron un remolino importante en la aguas... asombrados, temían que la conversación pudiera quebrar lo mágico del momento…mientras, saboreaban un Burdeos-reserva exquisito en afrutados y marcados taninos.- El agitado vaivén de olas convulsionadas en extremo, se producían en constante movimiento a la vez que se elevaban de nivel en algunos tramos del lago…- una bruma fina y transparente se hizo presente – posándose sobre ellas y las ramas de los árboles jugaban a “ cantarse poemas” con ligero, y decidido movimiento de sus ramas… el repiquetear de las hojas, pareciera que se dedicaran secretos.

Aturdidos y, puestos en pié… intranquilos, miraban fijos y quietos como estatuas hacia las aguas cuya violenta ondulación dejaba a la vista que “ALGO” podría surgir de ellas…

-La gran luna clarísima, desparramaba su luz plateada iluminándolo todo… atónitos, interrumpieron sus respiraciones – alguno dejó caer la copa de vino- …contemplando como de las aguas del gran lago surgían unos… impresionantes seres acuosos de infinita belleza a lomos de brillantes –al menos eran cuatro- unicornios de azulados cuernos que relucían … -las aguas se calmaron abriéndose al paso de los mismos formando estrechos pasillos con dirección a la orilla -… estelas en cascadas de agua les resguardaban de peligros e imprevistos –parecían protegerles- …ya en la orilla, los cuatro bellos unicornios de relucientes cuernos de azul brillante, depositaban suavemente - flexionando sus patas- sobre la hierba a los seres de luz acuosa… estos, ya posados y seguros en tierra, abandonaron sus vestimentas de agua dulce (seres de lago les llamaban los lugareños)…transformándose en seres terrestres altísimos, muy largos los brazos y piernas …desnudos en apariencia, tornaron hacerse sutiles y apresuradas caricias.- Largas cabelleras cobijaban a las “sirenas” de cola de colores.- Los hombres, sin facciones marcadas, surgían esbeltos de brazos fuertes y largas barbas… parecían jóvenes y se abrazaban con entusiasmo,- constantemente- besaban sus labios en pequeños acercamientos…jalonados de risitas y quejidos como si emularan conversar….-los unicornios, esperaban impacientes y envidiosos tras los arbustos…su brillante cuerno permanecía medio apagado, pero latente su luz.

Así, permanecieron por largo tiempo- o eso nos pareció-, cuando comprobamos que nuestro tiempo se había detenido, que los relojes marcaban la misma hora de nuestra llegada.

-Enmudecidos, lívidos apenas articulamos palabra alguna, nuestros cuerpos petrificados ante tan mágica visión permanecían en hierática posición atrincherados tras los troncos de los árboles que nos servían de improvisada trinchera.

El amanecer se precipitaba silente, el tímido sol enseñaba su luz de amanecer casi velada por las nubes irisadas é hizo que los enigmáticos seres de luz acuosa precipitaran su partida hacia las aguas.- Un silbido penetrante, ensordecedor llamó alertando a los unicornios que esta vez, convertidos en “esferas” de líquido invitaban a sus grupas a los amantes todavía con forma mitad, terrestres mitad acuosos… a medida que la luz solar avanzaba en el horizonte…los seres volvían a su ser inicial - pareciendo juntos un “todo-”… una ingente “gran bola de agua”-como una gran estela, se encaminaba hacia las aguas del gran lago – que esta vez nos parecieron heladas.- La procesión de la gran estela de luz azulada y violácea se precipitó bruscamente entre las aguas formando un inmenso remolino de incandescente luz.

El sol dibujaba su amanecer…y todo era calma, la naturaleza surgía diáfana y se reflejada en las aguas de los seres que temían la luz…

La sorprendente visión vivida, e incrédulos, nos hizo regresar más pronto de lo previsto a la ciudad dando por finalizadas las exiguas vacaciones que marcaron nuestras vidas para siempre…nunca fuimos los mismos y nuestra amistad se diluyó paulatina en el tiempo.

FIN

Marianarija    D. reserv 

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